Cuaderno de bitácora del Curso de extensión universitaria organizado por el Departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED en el centro asociado de Las Palmas de Gran Canaria.
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ARQUITECTURAS INTRANSITABLES
Además de las arquitecturas imposibles comentadas en la imagen de David Aja del capítulo Matemáticas en acción, existen arquitecturas intransitables:
Espacios reales construidos pero que, paradójicamente, no pueden ser recorridos, o al menos su tránsito no produce placer. Construibles, pero impenetrables, representadas en estas imágenes de La Torre, (1987) de François Schuiten y Peeters, obra inspirada en las cárceles imaginarias de los grabados piranesianos, territorios por los que vaga la conciencia errática describiendo una arquitectura de la ansiedad: escaleras que no van a ninguna parte, arcos que no sostienen ninguna estructura, bóvedas y arbotantes con distorsiones espaciales que hacen presagiar inquietud y desasosiego.
Giovanni Battista Piranesi (Venecia, 1720 - Roma, 1778), ha sido un punto de referencia constante para la literatura y el arte modernos, sirviendo de inspiración a muchos autores como Víctor Hugo, Aldus Huxley y Umberto Eco y artistas como M.C. Escher.
Construcciones como el laberinto de Creta, un sinfín de galerías en las que el visitante se adentra, y desorientado, se pierde, es el paradigma de la zozobra espiritual y la antítesis de un hogar.
En la historieta, la yuxtaposición de ideas es tan inquietante como las imágenes. La Torre se representa como una imagen del Universo que se deteriora por el tiempo, y donde Giovanni Battista es el mantenedor de la misma. El progresivo ascenso en la torre representa el tránsito desde el mundo material (concreto), pasando por el mundo espiritual (pensamientos, deseos y sueños), y el mundo astral (materia cósmica), al mundo Divino (Dios).
El alma de la Torre se encuentra en la cumbre, razón de ser del edificio. Pero sorprendentemente en su cimiento sólo existe un gran vacío.
Giovanni sueña con una mujer y con poder salir de la Torre, que recorre pormenorizadamente buscando una salida. Al final, logra poseer a la mujer y encuentra una salida, pero en un plano distinto de la realidad, pues aparece en medio de una batalla. En el fragor del combate, la torre se derrumba, y encuentra a la mujer de sus sueños que había huido antes que él.
La yuxtaposición de ideas, y de espacios ruinosos y absurdos, cuando no imposibles es una constante.
La arquitectura de hoy día puede llegar a asemejarse con este tipo de espacios, una selva de “muriendas”, que no de viviendas, donde solo habita la angustia mientras los poderes especulan.
También a escala urbana, el urbanismo contemporáneo se ve sumido en el desorden, donde lo proyectado se aleja de los ideales de vida humanos. Muchos barrios, plazas y edificios contemporáneos dan fe del desconcierto del ciudadano ante espacios no concebidos para las necesidades individuales y de relaciones humanas, donde el hombre pierde su carácter y vuelve a la barbarie. Los arquitectos somos responsables de que existan espacios donde adentrarse en ellos supone una auténtica aventura, pero no precisamente de viñeta.
Alfredo Rodríguez
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