Fueron tres horas de sonrisas y sonoras carcajadas que retumbaron en el Palacio de la Magdalena. La segunda jornada de Lecciones y maestros, dedicada a José María Pérez, Peridis, fue el complemento perfecto de la sesión anterior, en la que el protagonista fue el humor pegado a la tierra de Forges.
“En la línea está todo: hay que decir lo máximo, poner lo esencial del
personaje y de la historia con la punta más fina”, aseguró Peridis.
Según el dibujante y arquitecto cántabro, que publicó su primera viñeta
en EL PAÍS el día que este diario salió a la calle, “la caricatura es
una forma de cazar, y en esa cacería lo importante no es pillar una
expresión, sino el carácter”.
Peridis quiso contar su trayectoria desde el inicio. Su primera
caricatura, dijo, se la hizo a los 11 años al hijo del sastre de su
pueblo. La segunda fue a su padre… “Y me dio una hostia”. Desde entonces
no paró de dibujar y de emplear el retrato satírico como instrumento
para descubrir las cosas que la gente trata de ocultar. Ya lo decía
Freud, uno trata de esconder sus debilidades “pero aparecen en una risa o
en un parpadeo”. La experiencia le ha demostrado que el espíritu de una
persona está “en el pequeño rictus que está entre la boca y el
entrecejo: ahí está el gesto, y en el gesto está el carácter, y en el
carácter está el alma”. Del mismo modo, atrapar la esencia de una
situación requiere operar con un lenguaje “simbólico-mitológico” y con
la misma economía de recursos. Un ejemplo, el Rey y sus cacerías.
Dibujarlo con elefantes hubiera sido obvio, “funciona mejor ponerlo en
una selva con el color morado de la República”.
Su imaginario de la transición abarca de Martín Villa —“con el casco
prusiano y la porra”—, hasta Carrillo saliendo de una alcantarilla con
el cigarro en la boca o Suárez encima de una columna. “Pero el mejor de
todos fue Fraga, era inigualable”. Hoy está Mariano, “el pobre Mariano”,
siempre apoltronado; o Dívar, con un paraguas abierto con las varillas
sin tela.
“Estar en la tira de Peridis es estar en política, desaparecer de ellas es pasar a mejor vida”, comentó José Manuel Matilla,
jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Museo del Prado,
encargado de presentar al dibujante. Peridis, dijo, trabaja con la
materia prima de la noticia política del día, por eso se considera un
comentarista político, no un “chistógrafo”. Como analista, añadió
Peridis, su obligación es estar informado, “entender de política” y
estar dispuesto a dar su punto de vista. “En EL PAÍS siempre me he
sentido libre; a lo más, cuando ha entrado una publicidad me han dicho
que cambie la tira por un cuadrado…. Y tal y como están los tiempos, si
un día hace falta quitar la tira entera para poner un anuncio, yo
encantado, todo sea por el bien de la empresa”.
Sobre sus influencias, en primer lugar, habló de Luis Bagaría.
“Cuando lo vi me di cuenta de que es a quien más le debo, pero a través
de otros”. También mencionó a Quino, a Schulz y su Snoopy y Cronos. “Lo
principal”, insistió, es “recoger lo que está pasando y expresarlo de la
forma más sencilla y profunda”. Entre el público que disfrutó las
recetas de Peridis —por ejemplo, que “para hacer la cara de Solchaga lo
que más sirve es una chufa”—, estaba el escritor colombiano Juan Gabriel
Vázquez y El Roto, a quien toca hoy el turno y llega con cargas de
profundidad.
A la pregunta de qué técnicas son mejores para ejercer la profesión, para redondear la segunda jornada de Lecciones y maestros
Peridis respondió: “Lo primero es vivir; coja la mochila y lárguese por
ahí… Y hágase con su propio punto de vista”. La técnica viene después.
Mauricio Vicent
Madrid
Vía: El País, 21/06/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/20/actualidad/1340220435_338946.html
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