Tercer y último día de Lecciones y maestros en Santander, y
al presentar a Andrés Rábago, José María Ridao hizo en una frase el
resumen del ciclo y una pregunta clave: “Si Forges es un lenguaje y
Peridis es un analista ¿qué es El Roto?”. El mismo protagonista se
encargó de contestar y de dar algunas pistas de su trabajo y de sus
fobias: “No soy un chistógrafo, tampoco un humorista”. La mejor
definición sería la de “dibujante satírico”, afirmó. A partir de ahí,
Rábago, antes OPS y hoy más conocido como El Roto, reivindicó “la
función social y el servicio público” de la sátira, sin avergonzarse del
calificativo “moralista”, pues, afirmó, “la perdida de la moral pública
es precisamente lo que nos ha llevado a la situación actual”.
El texto de una de las viñetas que proyectó El Roto para ilustrar un tema que considera preocupante decía: “En todas las emisoras sonaba la misma música, pero la variedad de receptores era infinita”. En su catálogo particular de peligros, entre los que tienen tres equis está la manipulación social por parte de los medios de comunicación, la ocultación de los mecanismos de poder por los que lo ostentan y el abuso de las nuevas tecnologías. “Ya tenemos a todos en la Red, preparados para izarla”, dice otro de sus dibujos publicados en EL PAÍS, que reunirá en un libro sobre el tema con el título Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente de opinión.
El texto de una de las viñetas que proyectó El Roto para ilustrar un tema que considera preocupante decía: “En todas las emisoras sonaba la misma música, pero la variedad de receptores era infinita”. En su catálogo particular de peligros, entre los que tienen tres equis está la manipulación social por parte de los medios de comunicación, la ocultación de los mecanismos de poder por los que lo ostentan y el abuso de las nuevas tecnologías. “Ya tenemos a todos en la Red, preparados para izarla”, dice otro de sus dibujos publicados en EL PAÍS, que reunirá en un libro sobre el tema con el título Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente de opinión.
Su fobia a Internet —o mejor dicho, a su perversión— procede de la
siguiente reflexión: “La Red está en constante movimiento y uno no puede
fijar la atención; la gente piensa que está muy informada, pero es lo
contrario. En realidad no lo está porque no tiene tiempo para pensar y
cuanto menos piense mejor para el poder”. Sus dibujos serían como cargas
de profundidad que pretenden despertar la conciencia.
De ahí también se deriva su defensa a ultranza del papel en la
prensa, pues cree que “un periódico es un documento, mientras que lo que
está en Internet es manipulable y no deja rastro”. “Hay que ver a qué
intereses o a qué instancia responden los que dicen que el papel está
acabado”, se preguntó.
Habló sobre su método de trabajo, que empieza con la lectura del
periódico cada mañana. Toma notas en una libreta de las noticias que le
interesan y pueden convertirse en viñeta “o no”. Por ejemplo, de la
edición de ayer subrayó la noticia de que Rajoy cancela la celebración
del debate de la nación este año, “cuando más hace falta debatir”. El
Roto explicó que concede tanta importancia al texto como a la belleza
formal del dibujo; “el uno sin el otro estaría incompleto”, y a la vez
“la pintura es el gran instrumento que permite atravesar el tiempo”.
“Prefiero lo universal a lo local y lo anónimo a lo identificable,
por eso no puedo hacer caricaturas”, dijo mirando al público en el aula
de la Universidad Internacional Menedez Pelayo, y bromeó: “Ninguno
merece la punta que gastas, Peridis”, en referencia a los políticos que
retrata. En vez de “por la línea”, él opta “por la mancha” —“tiene mayor
impacto visual”— y apuesta por un “lenguaje sintético, limpio y con
mínimos toques de color”. Otra noticia publicada ayer, y que El Roto
anotó, decía: “Sorprendido el obispo abrazado a una mujer”. Algunos
dirán que es “un escándalo, pero en realidad es un avance”.
Según El Roto, ni él ni sus colegas Peridis y Forges tratan de
provocar la risa por la risa sino que esta se produce como efecto de
otro proceso. “El humor conecta zonas alejadas del cerebro y esto hace
descubrir relaciones que antes desconocías y te abre la mente. Esto te
hace crecer y es inteligencia”.
Rotundamente, Rábago no es partidario de la risa y de la sátira como
“analgésico social”. Prefiere que la gente guarde esa energía para que
la sociedad avance.
Al clausurarse las jornadas organizadas por la Fundación Santillana y
la UIMP, El Roto, Peridis y Forges —este último por videoconferencia—
coincidían: no son humoristas propiamente dichos. “Pero cuanta más
ironía y freno al poder, mejor para todos".
Vía: El País, 22/06/2012
F:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/21/actualidad/1340305202_234924.html
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